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La labor del obrero de la construcción está íntimamente ligada al desarrollo de cada pueblo, de cada ciudad, de cada sociedad. Pues es el obrero de la construcción el que le da la forma definitiva a las ciudades y a los campos, levantando sobre ellos los enormes cimientos que le dan la vida.

Los primeros antecedentes en América hace referencia a las desarrolladas por los pueblos Incas, Mayas y Aztecas. Estos realizaron santuarios, terrazas de regadío, canales acueductos, bodegas, etc. Los mapuches tambien tenían experiencia en la actividad constructiva pero esta era en forma de “mingas” o trabajos colectivos, por lo tanto no es posible hablar de un “trabajador especializado de la construcción”.

Durante 1.600, época ya de la Colonia, comienzan a llegar desde España trabajadores mucho más especializados y dedicados a ciertas labores como herreros, carpinteros y lbañiles. A 46 ellos se los hacía cumplir un rol jerárquicamente más destacado e importante, mientras que al indígena los españoles lo hacían trabajar como esclavo, realizando obras camineras, de regadío o construcciones de viviendas. El indio mitayo se convirtió pronto en un esclavo que laboraba jornadas extensas y en condiciones precarias.

Durante el siglo XIX se pueden ubicar los antecedentes inmediatos del obrero de la construcción, con el indígena esclavizado, el presidiario obligado a trabajar gratuitamente y el peón del campo, que se utilizan para realizar las labores de construcción. Como antecedente histórico más inmediato, Diego Portales introdujo en 1836 una modalidad llamada “presidio ambulante” para que los reos pudieran trabajar en las obras camineras. Y se creó un sistema de fichas acuñadas en cobre para remunerar a los que trabajaban como modo además de evitar levantamientos y sublevaciones.

El 14 de Marzo de 1841 una ola de sublevaciones se desarrolló en Peñuelas (cerca de Valparaíso) cuando los presos se revelaron y lograron escaparse de las obras. Los ingenieros y las empresas contratistas veían en esto un claro peligro a sus propios intereses y a las enormes ganancias que les traían los trabajos de construcción, así que en 1850 crearon un sistema de enganche, que consistía en traer del campo a los peones que allí laboraban y ponerlos a trabajar en las obras de tendido de líneas férreas, de puentes y caminos.

En el gobierno de Balmaceda, llegan desde el extranjero los primeros obreros anarquistas como el carpintero Luis Cuadri y sus ideas convergen con un clima general entre los obreros de Chile de organizarse para luchar por mejores condiciones de vida y de trabajo. Esta combinación forma las primeras “Uniones de Protección al Trabajo” en gremios como el de pintores y albañiles.

Las ideas y principios de estas Uniones eran asociativos, en la búsqueda del ahorro y el socorro mutuo, sin lograr ser inmediatamente un sindicato, o un organismo de lucha reivindicativa, o de lucha y de defensa de los intereses de los recién nacidos obreros de la construcción.

Ya para fines del siglo XIX, el peón que recibía un salario en ficha por el trabajo que realizaba se estaba convirtiendo con su práctica y su trabajo en un obrero asalariado. Esto, sumado a nuevas tecnologías que son introducidas para la construcción (como el concreto o las estructuras metálicas) y une auge en la industria de la construcción es el que permite el desarrollo del proletariado de la construcción y de sus organizaciones. Nacen así las sociedades mutuales en la construcción, que buscaban mejorara las condiciones de trabajo a través de fondos de ayuda. Entre ellas surgen: en 1888 la Caja de Ahorro Unión de Carpinteros en Valparaíso, en 1890 surge la Unión Fraternal de Pintores, en 1892 la Sociedad Fermín Vivaceta de Albañiles y Estucadores y ese mismo año surge la Sociedad Protectora de Hojalateros y Gasfiters en Santiago.

En 1898 Alejandro Escobar y Carballo, dirigente y obrero de la construcción funda la Sociedad de Carpinteros y Ebanistas con un carácter más reivindicativo y de lucha por la conquista de salarios y jornadas de trabajo menos extensas. En esta misma orientación el carpintero Luis Cuadri funda en 1904 la Unión en Resistencia de Carpinteros. Nacen así las primeras organizaciones más de tipo sindical, las Sociedades de Resistencia, cuyos principios eran los de la lucha de los obreros de la construcción en contra de los contratistas para poder mejorar las condiciones de vida y de trabajo, la de la lucha en contra de los salarios bajos y las extensas jornadas de trabajo, incluso llegan a plantear la necesidad de luchar por una sociedad justa, sin capitalistas y sin explotadores, luchar para abolir las diferencias de era ya propiamente un sindicato, pues se situaba a sí misma como organización de trabajadores en defensa de sus intereses sociales y económicos, frente a los patrones. Proponían como arma principal de lucha la huelga, el boicot y la acción directa. Su denominación provenía de los fondos en resistencia que mantenían con el objetivo de sostenerse en sus huelgas y hacer frente a los “lock out” patronales (paralización temporal de las faenas para desgatar la lucha).

El 23 de Julio de 1917 el gremio de losestucadores (la Union en Resistencia de Estucadores, formada cuatro meses antes), con mucho peso al interior de los gremios de la construcción y con un actuar muy combativo, declara la huelga las obras del Palacio Aristía, exigiendo la disminución de la jornada de trabajo a 8 horas diarias sin excepción. El resto de los sectores de la construcción adhieren inmediatamente a este llamado, transformando la huelga en una gran huelga general. Se organiza una masiva Asamblea en el local de la Federación de Zapateros. Incluso alcanza un carácter nacional, un periódico anarquista de Talcahuano decía: “El gremio de estucadores, albañiles y ramos similares, declaró ayer la huelga para obtener la jornada de 8 horas”. Y fue tal la fuerza de esta huelga general que el mismo día en que se declaró consiguió sus demandas.

Este hecho dejó una enorme enseñanza en los trabajadores: se necesita de la unidad para quebrarle la mano a la patronal, y gracias a esta conclusión se formó en 1924 la primera central sindical de la construcción que agrupaba a todos los gremios que hasta ahora se organizaban de manera aislada. Nace la Unión en Resistencia de Trabajadores de la Construcción, que al igual que el resto de las sociedades en resistencia funcionaba de forma ilegal, y que serviría como una herramienta esencial para defender los intereses de los obreros, para solidarizar en caso de huelga y para enfrentar los ataques de la patronal de manera conjunta.

En octubre de 1931 la URE manda un memorial a las autoridades por las pésimas condiciones de vida a las que estaban sujetos los estucadores y lo precario del trabajo que realizaban, pedían por lo tanto un aumento de salarios y la justa reducción de la jornada del trabajo: aumento del salario mínimo a $15 para los maestros y a $9 para los ayudantes, el establecimiento de una jornada máxima de 6 horas diarios como medio para enfrentar la desocupación (manteniendo el mismo salario), el reconocimiento de las organizaciones y los delegados de obra y la derogación de los decretos impuestos por la dictadura de Ibáñez que impedían la organización sindical y el derecho a reunión. Estas demandas son conquistadas el 21 de Noviembre de 1931. El límite que tuvo es haber sido una conquista sólo de los estucadores y no del resto de los trabajadores de la construcción ¿y esto a qué se debió? a la división al interior de los trabajadores mismos y a la existencia de dos organizaciones sindicales paralelas:el CUC (Comité Unico de la Construcción) y la URE, que no lograron avanzar a conformar una única organización sindical en la defensa de los derechos e intereses del obrero de la construcción.

El Lunes 30 de Noviembre de ese mismo año, a sólo días de este hecho, los estucadores de una obra de la compañía “Fred y Ley” se declaran en huelga contra el trabajo a destajo: “Contra el trabajo a trato, se declaran en huelga los estucadores de la obra Santiago College en Los Leones”. Presentan un pliego de peticiones que exige la abolición del trabajo a trato, el pago semanal y el reconocimiento de las organizaciones sindicales como la URE y de los delegados por obra. La huelga se extiende a todas las obras fiscales y participan en ella los siguientes gremios: Estucadores, Carpinteros, Electricistas, Enfierradores, Gasfiters y Hojalateros, y Pintores. A pesar de la fuerza mostrada semanas antes por la URE, esta movilización no triunfa, debido principalmente al desgaste y la falta de unidad con otras organizaciones del sector.

El período que va desde 1931 a 1937 es de sucesivas huelgas como la del Museo Histórico Militar, la de los fiscales de Osorno, la de los estucadores del Hotel Plaza, la de los obreros de Santos Dumont con el Manzano, la de las obras en Parque Forestal, la huelga de los estucadores de la Escuela Dental, la huelga de Serrano con la Alameda, de los obreros de Concepción, de los de Bade, de los de “Los Quillayes”, la huelga de Franke. Casi todas estas huelgas terminan en el triunfo de sus demandas.

Durante este periodo, el Comité Unico de la Construcción, logró conseguir varios aumentos salariales y el pago del feriado de Fiestas Patrias, llegando a agrupara a 15.000 trabajadores.

En Agosto de 1935 el Partido Comunista Ruso lanza hacia todos los Partidos Comunistas del mundo la orientación de los Frentes Populares, es decir de formar alianzas electorales y estratégicas con partidos de la burguesía. Bajo esta orientación el PC forma ese mismo año el Comité Unitario de la Construcción, que elige en Noviembre de ese año a la Unión Industrial Relacionadora de los Obreros de la Construcción (UIROC) que se asestaría como un organismo sindical. Este organismo, estaría encargado de llamara a la conformación de lo que sería la FINC.

La Federación Industrial Nacional de la Construcción (FINC) llegó a representar entre 1937 y 1946 a 35.000 obreros, pero su existencia siempre estuvo ligada a los gobiernos de la Alianza Democrática, es decir a los partidos de la burguesía, realizando continuas alianzas con las organizaciones de contratistas y patrones para mantener la estabilidad en el gobierno.

Después de un largo período de letargo y retroceso, el movimiento obrero vuelve a la carga en 1953 cuando se forma la Central Única de Trabajadores (CUT) cuyos principios volvían a plantear la independencia de clase y la necesidad de la lucha y la organización de los trabajadores. Surge a su vez una nueva central sindical en la construcción, la Federación Industrial de la Edificación, Maderas y Materiales de la Construcción (FIEMC) que vuelve a plantear los mismos principios de la lucha de clases. En su declaración de principios decía: “Este sistema capitalista basado en la explotación del hombre por el hombre está en crisis, viejo y caduco (…) para enfrentar el régimen capitalista la FIEMC realiza una acción reivindicativa, orientada a los principios de la lucha de clases y del internacionalismo proletario, conservando su plena independencia respecto de las organizaciones gubernamentales, partidos políticos y patronales”. Esta organización extendió su acción a los gremios anexos a la construcción como: aserraderos, fabricas de muebles y parquets, industria del cemento, de la cal, del pizarreño, a los areneros, etc. Esta organización apoyaría más adelante al gobierno de la Unidad Popular y por tanto con el golpe del 73, sería perseguida y disuelta aunque el trabajo sindical continuó de manera ilegal.

Si bien, durante toda la historia de las luchas sus sindicatos, los trabajadores de la construcción debieron defender constantemente sus triunfos, durante la dictadura militar de 1973, fueron desbaratadas las principales conquistas. Las más significativas fueron sin duda, el Tarifado Nacional de la Construcción y el derecho a negociar colectivamente, además de un sin número de normas que prevenía el riesgo de accidentes.

El 7 de Noviembre de 1980 es fundada la Confederación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de la Construcción, Madera, Materiales de Edificación y Actividades Conexas (CNTC). Esta organización pretendió levantar de nuevo la actividad del sector pero la represión y el cambio en la legislación laboral no hicieron posible tales aspiraciones.

2. Los Tarifados de la Construcción:

 

La práctica de fijar tarifados se aplicó, en un comienzo, en cada oficio específico dentro de la actividad constructiva. Solo tardíamente se generalizó de salarios mínimos, a través de Comisiones Mixtas, estaba autorizada en el Código del Trabajo de 1931 (DFL 178, at. 44). Su funcionamiento se reguló en 1932, con el Decreto 276 del Ministerio del Trabajo, (12/9/1932).

Al parecer, los primeros en conseguir en tarifado no fueron los obreros de la construcción. Otros gremios lo obtuvieron con anterioridad (como los obreros gráficos, del cuero y del calzado). Quizá esto se debió a que las comisiones eran integradas por sindicatos legales y estos fueron escasos en el sector de la construcción hasta fines de la década del treinta y comienzos del cuarenta.

a) Los Tarifados por oficio.

 

El más antiguo tarifado por oficio encontrado en Santiago data de 1941; correspondía

a los electricistas y fue fijado por una Comisión Mixta de Salarios Mínimos. Incluía salario mínimo según la especialidad (maestro de 1ª,2ª y 3ª, ayudante y picador), precio de los trabajos a trato y salario por obra fuera de Santiago. El Tarifado de 1954 agregó otros beneficios: viático para obreros que trabajaran fuera del radio urbano; pago por desahucio; un bono para el obrero que cumpliera con el servicio militar y tuviera más de una año de antigüedad; la obligación por parte de la empresa de dotar de herramientas, con excepción de alicates, atornilladores, cuchillos, tenazas de curvas, tubos deformables y martillos livianos; entrega de overoles que después de 6 meses de uso pasaban a pertenecer al obrero; y fuero para los delegados por obra.

Los estucadores agrupados en torno a la URE tuvieron tempranamente un tarifado, pero éste era determinado unilateralmente por los trabajadores y cada año se debía luchar para lograr el reconocimiento patronal. Durante la celebración del 35º aniversario de la URE (en 1952), uno de sus dirigentes –Ramón Domínguez- manifestó el anhelo de que se creara una Comisión Mixta de Salarios Mínimos para los trabajadores del estuco. Ernesto Miranda, un dirigente anarcosindicalista de los obreros del cuero, quien se hallaba presente, recordó que la Federación de Obreros de Imprenta y la de Obreros del Calzado, Curtidurías y Anexos (ambas afines ideológicamente a la URE) ya habían logrado esa conquista, lo que no había significado una pérdida de orientación ideológica.

El Ministro del Trabajo, Alejandro Serani, también presente –quien mantenía buenas relaciones con la URE-, acogió lo expuesto, y prometió trabajar por la creación de la citada Comisión. Al parecer fue la intercesión de este ministro lo que ayudó a concretar el proyecto: a fines de Julio de 1952, las URE del país resolvieron fomentar la creación de las Comisiones provinciales siguiendo el ejemplo de Santiago. Pero los fallos de las comisiones no eran necesariamente respetadas por los miembros de la Asociación Patronal del Estuco, por los que la URE no podía descansar después de que se hacía público el acuerdo. Tras cada negociación anual, la URE y la Asociación firmaban el Tarifado, si se llegaba a acuerdo. Hubo veces que esto no se logró y se fue a una huelga general contra la patronal; en otras oportunidades las huelgas se aplicaban en aquellas obras que resistían la aplicación del fallo arbitral del Ministerio del Trabajo. En 1954, cerca de mil estucadores paralizaron durante 65 días en defensa del Tarifado. Su aprobación por los trabajadores siempre iba precedida por una gran asamblea donde se juzgaba la actuación de la Comisión.

El proyecto de Tarifado de la Construcción confeccionado por la URE en 1952, contenía una larga lista de oficios que con el tiempo fueron disminuyendo. En 1958 el tarifado incluía: maestro mayor, maestro de 1ª, 2ª y 3ª categoría, rebocador, ayudante, andamiero de 1ª y 2ª, picador, puntereador y colocador de planchas. Es casi seguro que las características antes señaladas para la URE, sobre todo la necesidad de defender el tarifado una vez firmado, también son aplicables para el resto de los oficios que tuvieron tarifado.

En 1954, los alcantarilleros y gasfiters se empeñaban en legalizar un tarifado gremial, en trámite en la Comisión de Estudios de Salario Mínimo. Por entonces, el Sindicato de Carpinteros de la FINC ya tenía un tarifado gremial que consultaba salarios base y precios pos trabajo a trato; indemnización de tres días por mes de trabajo, para compensar el año de servicio; asignación familiar; bonificación por desgaste de herramientas; reconocimiento del fuero sindical para el delegado de personal; pago de un día de salario por cada 18 días trabajados de manera de compensar el feriado anual, etc.

Al año siguiente, en 1955, existía una Comisión Mixta de Salarios Mínimos de la Construcción, Rama de Pintores y otra de la Industria de la Baldosa y Ramos Similares que fijaban los tari59 fados respectivos. Estaban presididas por el inspector provincial del trabajo y a ellas se integraba un representante patronal y uno de los obreros.

 

b) El Tarifado Nacional.

 

Desde fines de la década del 50, comenzaron los intentos por establecer una plataforma común para todo el gremio de la construcción. Pero no todos eran partidarios de un tarifado de carácter nacional. Quienes habían logrado ventajas con tarifados sectoriales, como los estucadores, no se mostraron especialmente entusiasmados con la iniciativa.

El origen del Tarifado se remonta, al parecer, a la II Conferencia Latinoamericana de Obreros de la Construcción (1961), donde el dirigente de la FINC Hugo Silva conoció los beneficios del tarifado peruano. Con esa idea, Hugo Silva regresó a Chile y empezó a realizar consultas sobre el particular. Primero ante la Cámara Chilena de la Construcción (presidida entonces por Sergio Silva Bascuñan, de DESCO). A Daniel Risopatrón (de Larraín, Prieto y Risopatrón S.A.) le planteó las conveniencias del tarifado, al evitar las huelgas y estimular la entrega a tiempo de la obras. Posteriormente Silva conversó con el Ministro del Trabajo, Hugo Gálvez, y el Ministro de Obras Públicas, Ernesto Pinto Lagarrigue. Le aseguraron una pronta respuesta. Grande fue la sorpresa cuando llegó la noticia al local de la FIEMC. El gobierno dispuso, a fines de Mayo de 1963, la creación de una Comisión Tripartita, ad honorem, formada por representantes obreros, empresariales y de gobierno.

Sus objetivos eran adaptar las normas legales y reglamentos de la legislación laboral a las modalidades de las faenas de la construcción; estudiar el establecimiento de un Tarifado Nacional de salarios para los obreros de este sector; y establecer normas adecuadas a las especiales características del trabajo. Comenzaron entonces las conversaciones para designar a los representantes de los trabajadores. Por la FIEMC se presentó Hugo Silva. Fue invitada también la URE, que no tenía mucho interés en la iniciativa ya que disponían de un Tarifado pactado con los contratistas; sin embargo, envió como representante a Manuel Ortiz. Juan Vargas Puebla y Francisco Casagne asistieron por la CUT. Por los empresarios asistieron cuatro ingenieros: Sergio Silva, Daniel Risopatrón, Arsenio Alcalde y Daniel Suria. Por el gobierno, se designó a Fernando Onfray Baglietto (Director del Trabajo). Las conversaciones fueron dirigidas por Onfray, hábil en negociar y hallar puntos de encuentro. Como representante del gobierno propuso tarifados regionales.

La fijación del salario mínimo no fue tarea fácil ni dejada al azar. Se hizo un acabado estudio del costo de la vida, con encuestas realizadas por una asistente social de los patrones y Mireya Baltra, por los obreros. Sin embargo, el desinteresado aporte de Mireya Baltra resultó finalmente negativo: al ir a consultar precios, su sola presencia provocaba generosas rebajas que no beneficiaban los propósitos de los trabajadores.

Por último, a comienzos de 1965, se acordó el Tarifado Nacional, el que quedó formalizado en el artículo 75 de la Ley 16.250, publicada el 21 de Abril de 1965. Poco después, en julio, se dictó el reglamento respectivo. Aunque la mayor parte de las conversaciones se habían realizado bajo el gobierno de Alessandri, la firma de los documentos se hizo en el gobierno de Frei. El reglamento clasificaba las categorías de obreros que se considerarían: maestro 1ª y 2ª, ayudante y jornalero. Los beneficios consignados eran:

– Fijación de remuneraciones mínimas

– Pago de movilización

– Pago de salario por los días de lluvias

– Pago de salario por días no trabajados

por causas imputables al patrón

– Pago de vacaciones y vacaciones com

pensadas (un día de salario por cada 17

de trabajo)

– Asignación especial por desgaste de herramientas

La aplicación del primer tarifado nacional trajo inconvenientes. Las empresas que trabajaban en las obras fiscales del sur argumentaban que no podían aumentar sus costos, ya que el presupuesto estaba fijado. Los empresarios aseguraban que quebrarían y los obreros quedarían cesantes. Proponían, como solución que el gobierno aportara un suplemento que compensara la diferencia. Todo esto se debía a que los salarios en el sur eran muy bajos y con el tarifado se duplicaban. El tarifado regía desde el 1º de Enero hasta el 31 de diciembre de 1965. Para el año siguiente se prorrogó su vigencia por un año. Sin embargo, para los próximos dos años (67 y 68), el tarifado no fue prorrogado.

La Ley 16.840, en su artículo 95, creó la Comisión Permanente del Tarifado Nacional de la Construcción, abriéndose una nueva etapa legal. Según la reglamentación correspondiente, dictada en octubre de 1968, la Comisión estaba compuesta por 3 representantes de los trabajadores, 3 de los empleadores2 del ministerio del trabajo y uno del ministerio de vivienda.

A fines de 1971, fue creada la Comisión Tripartita de la Construcción. Sus amplias facultades se orientaban a fijar las remuneraciones y condiciones mínimas de trabajo. El primer tarifado que sancionó, que habría de regir para 1972, tenía el carácter de convenio colectivo, por tanto no podían promoverse conflictos colectivos de tipo económico-social que tendieran a modificar las condiciones de trabajo y de remuneraciones establecidas. Los sucesivos Tarifados Nacionales de la construcción fueron ampliando los beneficios iniciales.

Por ejemplo, el de 1971 incorporó la cuota sindical y medidas sobre condiciones ambiéntales de seguridad e higiene. El Tarifado de 1972 mejoró notablemente agregando aspectos relativos

a implementos de trabajo, aguinaldos de fiestas patrias y navidad, asignaciones de matrimonio, nacimiento, fallecimiento y escolaridad, paseo anual, diferencia de jornal en caso de enfermedad, préstamos de emergencia, permisos para dirigentes sndicales y remuneraciones diferenciadas para algunas provincias. El Tarifado vigente entre octubre de 73 y septiembre del 73 incluyó como beneficiados a los trabajadores excavadores, alcantarilleros y de obras sanitarias.

Por último, aunque formalmente el Tarifado rigió hasta fines del 1980, en la práctica fue completamente devastado con el golpe de estado de Pinochet del 11 de septiembre de 1973.

A pesar de todo el obrero de la construcción demostró que pese a todas las dificultades objetivas, es posible organizarse, es posible luchar mediante la huelga, el paro y los métodos de la clase trabajadora, para conquistar mejores condiciones de vida y de trabajo.

Demostró que es posible luchar en contra de los trabajos precarios y que no hay por qué vivir soportando los abusos y la explotación de la clase patronal y su sed de ganancias.

Demostró que se pueden cuestionar, en las acciones, las ganancias de los capitalistas y que aún más se puede cuestionar la propiedad privada que éstos con todo el rigor de la ley protegen.