Memoria: Hay que reivindicar la palabra “obrero”

Entrevista al compañero Marco Silva
Marco Silva es un soldador de 63 años y militante de base del SINTEC en varias ocasiones. Este compañero además participó en la realización del documental “Escapes de gas” de Bruno Salas, que recupera la historia de la construcción del centro cultural UNCTAD III, en donde Marco tuvo un rol destacado cuando tenía tan solo 17 años. A continuación reproducimos una breve conversación que tuvimos con este viejo.
¿Cuándo comenzaste a trabajar en el gremio de la construcción?
Al ramo de la construcción ingresé muy joven, teniendo 17 años, siendo dirigente juvenil del Partido Comunista y también estudiante. Mi primer trabajo fue en el proyecto de construcción del emblemático edificio UNCTAD III [actual Centro Cultural Gabriela Mistral-GAM], promovido por Salvador Allende y la Unidad Popular. Entré a trabajar como ayudante de soldador con la intención de aportar a este gran sueño de levantar un espacio abierto para la cultura popular y obrera de aquellos años.
Cuéntanos un poco más acerca de su experiencia en el UNCTAD III
En ese proyecto se vivía un compañerismo total, en esos tiempos no había esas divisiones que hay hoy entre obreros, éramos todos uno y todos tirábamos para el mismo lado. Por eso ese edificio se hizo en tan poco tiempo. Había también una sola central de trabajadores. En esos años participamos del Cordón Industrial Vicuña Mackenna, ya que también por ahí había maestranzas. Nunca se vio tanto la fuerza y la unidad de la clase obrera, el compromiso social, etc.
Los trabajadores me eligieron para dar el discurso en nombre de los obreros en un acto que se realizó días después de una visita oficial del presidente Salvador Allende, a mí, el obrero más joven de la obra. Yo creo que porque estaba muy comprometido con el proceso, siempre me gustó leer y formarme, participar y aprender. Son recuerdos bonitos.
Luego con el Golpe de Estado y la Dictadura ¿Qué pasó con la organización de los obreros de la construcción?
Fue algo terrible. La Dictadura Militar destruyó mi pasado, mi presente y mi futuro. En la UP yo era obrero y estudiante, y como el compañero Allende tenía un gran proyecto de hacer una Universidad Obrera, mi sueño era ser profesor primario. Cuando vino el Golpe Militar se destruyeron todos esos sueños. Yo diría que ahí comenzó una etapa de desintegración de la clase obrera y llegó el momento de la negación de la palabra “compañero” y borraron la palabra “obrero” y toda la carga simbólica que tenía. Todo esto por la fuerza que teníamos, el empuje, el apoyo social. Hoy no hay nada de eso.
El movimiento sindical y social fue descabezado, sus dirigentes asesinados, desaparecidos y perseguidos. Sufrimos una fuerte represión. Eso fue lo que pasó con la clase obrera.
Tuve que sobrevivir en los indignos y miserables empleos de los programas PEM [Programas de Empleo Mínimo] y POJH [Programa de Ocupación para Jefes de Hogar]. Después de ser un feliz obrero y estudiante, terminé en eso, por culpa de la Dictadura Militar.
¿Qué opinas de la paulatina reorganización del movimiento obrero y social de los últimos años?
En primer lugar, la lucha es tremenda, debido al descabezamiento de la clase obrera, de todos los sindicatos y del movimiento por la Dictadura, y después en esta democracia neoliberal, las cosas no ha mejorado mucho porque prevalece el olvido. Tanto la CUT como este sistema neoliberal son culpables de este marasmo.
Los obreros de la “constru” somos los más olvidados aún, pero gracias a organizaciones como el SINTEC, que es un sindicato que está luchando y que está tomando el camino de la antigua CUT, eso está cambiando. Es bueno que sean jóvenes los que son dirigentes y delegados. Y de a poco, es un camino difícil, pero se puede. Y ojalá que algún día se logré crear una nueva central única que defienda a las y los trabajadores.
¿Algunas palabras para el cierre?
A todas y todos los compañeros les digo que ojalá podamos reivindicar la palabra “obrero” y que tenga la misma fuerza que tuvo de 1970 a 1973. Hay que ser consecuentes, apoyar a los dirigentes, ya que si no estamos jodidos.
[Esta entrevista aparecerá en nuestro periódico «El Andamio» N°4 que se encuentra en proceso de impresión]