Mujeres trabajadoras, sostén del mundo: ¡Es hora de reorganizarnos!

El origen de la conmemoración del Día internacional de la Mujer Trabajadora, también conocido como 8M, algunas y algunos lo vinculan al 8 de marzo de 1908, día en que se produjo un incendio en una fábrica textil de Nueva York que acabó con la vida de 129 trabajadoras. Según este relato, el dueño habría provocado el fuego como respuesta brutal para sofocar la reivindicación de las obreras que exigían mejores condiciones laborales. Otra versión afirma que el 8M surgió de la iniciativa de las mujeres socialistas durante el II Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en 1910, realizado en Copenhague, en donde se propuso instaurar un día en conmemoración para todas las mujeres trabajadoras.
Ambas versiones sobre el origen del 8M presentan diferencias, pero históricamente comparten un elemento común: las mujeres trabajadoras han sido protagonistas de la lucha social. Fueron ellas quienes, con su organización y resistencia, sentaron las bases para la conquista de derechos.
En Chile fueron las obreras por sí mismas quienes en 1917 lograron la protección a la maternidad obrera, en 1966 la jubilación femenina, y aunque con muchas limitaciones aún, avanzar en la igualdad salarial en 2009. En 1960 impulsaron iniciativas educativas como la Ley de Jardines Infantiles. Fueron las mujeres organizadas en los sindicatos quienes hicieron los primeros llamados públicos a luchar contra la Dictadura. “El Caupolicanazo” de 1979, convocado por trabajadoras, fue una de las primeras manifestaciones masivas contra el régimen.
Las luchas del ayer y los desafíos de hoy
Si hay algo que nos enseñan estos antecedentes históricos es que la fuerza de las mujeres trabajadoras mueve el mundo, aunque muchas veces haya sido silenciada e invisibilizada. Las trabajadoras hemos sido sometidas a una doble explotación: en el trabajo y en el hogar. Y aun así hemos logrado avances.
Hoy, los desafíos son muchos. En el trabajo doméstico, el reconocimiento de esta labor sigue siendo una deuda mundial. Y en el ámbito laboral, la discriminación persiste. Muchos estudios revelan que el lugar donde más se percibe la discriminación es en el mundo del trabajo, tanto en los salarios, el trato y el acceso a puestos laborales. En otras palabras, el mundo laboral sigue siendo un campo de batalla para las trabajadoras. Y si hay algo que nos enseñaron nuestras antepasadas es que solo la lucha colectiva genera cambios. Solo unidas podemos avanzar porque, nada se nos ha regalado, todo lo hemos conseguido luchando.
El llamado es claro: avancemos juntas, las trabajadoras formales y las trabajadoras del hogar, por mejores condiciones de vida y por los derechos más elementales. ¡Es hora de reorganizarnos!
“Es pues, la mujer chilena, una exponente valiosísima en la lucha social y de quien se puede esperar acciones más que deslumbrantes”
(Unión de Mujeres de Chile)
Comisión Nacional de Mujeres y Equidad de Género SINTEC-Chile
Kimberly Seguel Villagrán, Magister en Historia