Opinión: Las 40 horas semanales y la negociación por rama de actividad

Durante los últimos meses ha ganado fuerza el Proyecto de Ley que rebaja de 45 a 40 horas semanales de jornada laboral. SINTEC participó desde un comienzo en la formulación de la propuesta, porque es una demanda histórica de la clase trabajadora, bajo la premisa de que todo obrero debiera tener diariamente 8 horas para trabajar (ojalá menos), 8 para dormir y 8 de tiempo de ocio para compartir junto a su familia y amigos/as, todo ello manteniendo el mismo sueldo.
La relevancia de esta iniciativa se puede medir por la respuesta del Gobierno, que se opuso tenazmente por considerar que perjudicará a las empresas, que tendrían que pagarle lo mismo a los trabajadores por una menor jornada, proponiendo en cambio más flexibilidad laboral para que los empresarios puedan disponer libremente de jornadas de hasta 12 horas diarias. Solo cuando una encuesta señaló que cerca del 75% de la población está a favor de la idea de las 40 horas semanales, la derecha dejó de denostar este proyecto y reconoció que podía ser razonable, sumando apoyos incluso en la derecha oportunista.
Como sea, la jornada de 40 horas se articula con las demandas de nuestro sindicato por dos razones. La primera es porque como todas y todos los trabajadores, queremos tener más tiempo libre para hacer lo que nos guste, y mantener o mejorar lo que nos pagan. En otras palabras, luchar por esta ley es parte de lo que busca todo sindicato, pero esta vez se trata de una pelea nacional por mejoras económicas. La segunda razón es porque se acopla directamente con nuestra demanda de mediano plazo de avanzar hacia una negociación por rama. ¿En qué sentido? A grandes rasgos, porque nuestro sector tiene una serie de particularidades que requieren ser consideradas ante una reducción de la jornada, como la distribución de las horas extras, los turnos, entre otras, que solamente pueden ser negociadas ramalmente para que ganemos todos y los empresarios no se aprovechen de los colegas que tienen menor fuerza en sus organizaciones, o que ni siquiera están organizados en sindicatos.
Como hemos informado a través de nuestros delegados y nuestro periódico, la negociación por rama surge como necesidad en un contexto de baja afiliación sindical en el país. En el sector de la construcción, solo uno de cada 7 trabajadores es parte de un sindicato, y solo 1 de cada 40 trabajadores está cubierto por un instrumento de negociación colectiva (datos del INE y la Dirección del Trabajo para el año 2015, el más reciente). Si se considera que el empresario siempre tiene una posición de poder sobre el trabajador, la ausencia de un sindicato lo expone a todo tipo de situaciones de abuso, desde el maltrato o acoso laboral, hasta el no pago de contribuciones u horas extras, seguridad laboral paupérrima, etc.
En este contexto, entendemos la negociación por rama como un mecanismo solidario para conseguir un piso mínimo salarial y de condiciones laborales, entre ellas los horarios y jornadas, para todos los ocupados en la construcción, sea cual sea la empresa en la que trabajen, y cualquiera sea su nacionalidad. Sobre estas condiciones mínimas, en las empresas que tienen más ganancia reclamaremos aún mejores condiciones y salarios como ocurre hoy en día. Y no se trata de una invención nuestra: nuestro gremio negoció por rama anualmente desde por lo menos 1970, y solo en 1979 esto fue prohibido por la Dictadura. Hablamos de recuperar algo que nos pertenece.
En conclusión, estamos de acuerdo con una reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, pero tenemos el deber como trabajadores de la construcción de forjar un proceso de unidad sindical que nos lleve a negociar por rama, para acordar con la fuerza de todos los sindicatos del gremio la forma en que implementaremos esta reducción, evitando que sea aprovechada por los empresarios para perjudicar nuestra situación, convirtiéndola en una herramienta para mejorar nuestra calidad de vida.
Directorio SINTEC-Chile