Carta abierta a la presidenta Michelle Bachelet sobre situación de obra GAM II

A su excelencia, Presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet Jeria:

 

Desde el 5 de diciembre de 2017 se arrastra un conflicto entre la AGENCIA ECISA CHILE CIA. GENERAL DE CONSTRUCCIONES S.A. y un grupo de trabajadores que construyen la segunda etapa del emblemático edificio del GAM –Centro Cultural Gabriela Mistral-, ubicado en pleno centro Santiago. Todo se originó porque la empresa durante meses arrastró deudas de salarios, finiquitos, cotizaciones previsionales, cuotas sindicales, créditos de cajas de compensación, ahorros voluntarios, etc., descontados por planilla a los obreros y no depositados donde correspondía. En varias ocasiones se dialogó con los representantes de la empresa para buscar una salida concreta al problema, firmándose compromisos de fechas de pago, pero la constructora nunca cumplió a su palabra empeñada.

 

La génesis de este importante proyecto se remonta a varias décadas atrás. En 1971, durante el gobierno de la Unidad Popular, se empezó a construir el edificio UNCTAD III, el cual tenía como finalidad ser la sede de la “III Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo”. Diseñado por los arquitectos José Covacevic, Hugo Gaggero, Juan Echenique, José Medina y Sergio González y gracias al enorme esfuerzo de miles de obreros de la construcción fue terminado en tan solo 275 días. En octubre de 1971 el presidente Salvador Allende cumplió su promesa hecha al Comité de Obra y convocó a unos grandes tijerales a los compañeros y sus familias, en el cual personalmente brindó su gratitud al esfuerzo realizado por los trabajadores que dieron vida a este gran proyecto. El UNCTAD III fue una obra inédita, en la cual obreros, artistas e ingenieros trabajaron de manera colectiva en la planificación de la obra, la cual fue siendo diseñada creativamente sobre la marcha. Finalizada la conferencia internacional, el edificio fue traspasado al Ministerio de Educación, que le cambió el nombre a Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, el cual funcionó como un espacio artístico abierto para el pueblo y la clase trabajadora.

 

Después del Golpe de Estado la Junta Militar presidida por el dictador Augusto Pinochet se apropió del edificio y lo rebautizó como “Edificio Diego Portales”, el cual fue la sede de la Dictadura hasta 1981, debido a la destrucción casi total de La Moneda en el bombardeo del 11 de septiembre de 1973. Los militares enrejaron el edificio, hicieron desaparecer varias obras de arte y lo transformaron en el ícono de la Dictadura, borrando todo vestigio de su sentido original.

 

Luego del retorno a la democracia el edificio pasó a ser un centro de conferencias y la torre sede del Ministerio de Defensa, hasta que un incendio ocurrido el año 2006 destruyó gran parte del edificio. Con la reconstrucción realizada, el edificio volvió a ser concebido como un espacio dedicado a la cultura y las artes, siendo inaugurado el 2010 con el nombre de Centro Cultural Gabriela Mistral –GAM-. Cabe destacar que en esta etapa de la historia nuestro sindicato estuvo presente entre los trabajadores que participaron de la reconstrucción.

 

Desde el año 2015 la AGENCIA ECISA CHILE CIA. GENERAL DE CONSTRUCCIONES S.A., empresa de capitales españoles, se encuentra a cargo de llevar adelante las obras de la segunda etapa, del ahora denominado edificio GAM.

 

Sin duda hoy el contexto no es el de 1971. La constructora es la que tiene el absoluto control y poder de decisión dentro de la obra. El obrero en un simple número en la cadena de montaje, descartable en cualquier momento. A raíz de todas las falencias en términos de condiciones de trabajo y remuneraciones, los trabajadores endurecieron sus posturas, se organizaron y movilizaron para exigir lo adeudado por la empresa.

 

Si es que no lo sabe, señora presidenta, hoy la obra continúa paralizada. El 12 de diciembre la Inspección del Trabajo curso una suspensión de las labores debido al incumplimiento de los requerimientos mínimos de higiene y seguridad. Desde entonces no se ha avanzado un solo ápice en la construcción, porque tampoco la constructora cuenta con presupuesto para adquirir materiales, debido a las deudas que arrastra. Incluso hoy, la gran mayoría de los pocos obreros que continúan dentro de la obra, se encuentran con “vacaciones obligatorias” debido a la falta de recursos de ECISA. Ante esta anómala situación, la empresa no da ninguna solución y el Ministerio de Obras Públicas –entidad mandante del proyecto- se desentiende del problema.

 

Señora presidenta, hoy 72 compañeros que decidieron reclamar ante esta injusticia han sido desvinculados a pesar de contar con un fuero producto de encontrarse negociando colectivamente. 72 familias debieron pasar las fiestas de Navidad y Año Nuevo con los bolsillos vacíos. 72 obreros se encuentran privados de su fuente de ingresos por la prepotencia y la negligencia de una empresa foránea que no respeta la legislación laboral vigente, ni la Constitución de este país.

 

En la actualidad, señora presidenta, el SINTEC luego de agotar todas las instancias de diálogo con la empresa, cursó una demanda contra la AGENCIA ECISA y se encuentra a la espera de un fallo de la Justicia Laboral que reincorpore a los 72 compañeros injustamente despedidos.

 

Esperamos que no se repita la triste historia de lo ocurrido en la construcción del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en donde las largas cadenas de subcontratación combatían cualquier intento de organización por parte de los trabajadores y en donde las prácticas antisindicales eran pan de cada día.

 

Ante la incertidumbre que viven 72 familias obreras, señora presidenta, le solicitamos una audiencia para abordar este tema y prever mecanismos para que esto no vuelva a suceder.

 

Para finalizar, lamentamos que un proyecto que en su origen fue un ejemplo de trabajo colectivo en donde los trabajadores eran su motor principal, primero haya sido despojado de su identidad por la Dictadura, y hoy esté siendo controlado por el mercado y el abuso patronal.

 

SINTEC-CHILE